Presentar a dos perros por primera vez, en casa o en la calle, siempre es un momento delicado, ya que existen varios factores a tener en cuenta como el temperamento de cada uno, la edad, la educación y la socialización que han recibido. Una presentación negativa puede representar un conflicto crónico.
Presentar a dos perros por primera vez, en casa o en la calle, siempre es un momento delicado, ya que existen varios factores a tener en cuenta como el temperamento de cada uno, la edad, la educación y la socialización que han recibido. Una presentación negativa puede representar un conflicto crónico. Estas pautas te pueden ayudar.
A la hora de presentar a dos perros podemos seguir una serie de pasos, siempre que sea posible.
Los espacios cerrados en este primer contacto, ya que puede resultar invasivo para alguno de los perros, se puede sentir acorralado, estresado o ver «invadido» en su espacio vital y en sus costumbres, pudiendo provocar algún enfrentamiento o conflicto.
Los premios, juguetes, caricias o elogios a uno o ambos perros en el momento de la presentación, ya que puede ser desencadenante de un conflicto, al competir los dos perros por tu atención o por los premios.
Una vez que hayan paseado juntos, con o sin la presencia de otros perros, podemos presentarles más directamente. En este momento tenemos que fijarnos en su lenguaje corporal: el pelo erizado, las orejas hacia delante o la cola en estado de alerta nos indican que todavía no ha llegado el momento de que interaccionen juntos.
Por el contrario, si observamos señales de calma tales como una invitación al juego (la postura play bow: arquearse con las patas delanteras en el suelo y la grupa levantada), o mantenerse relajados en la presencia del otro, es el momento de dejarles olfatearse (muy importante) y jugar, sin presiones ni impaciencia por nuestra parte.
Si podemos hacerlo en un lugar abierto, pero seguro, es aconsejable que lo hagan sin la correa, para que puedan correr y jugar en total libertad. Siempre deberemos supervisarles para evitar cualquier descontrol.
Si observamos que un perro se pone pesado con el otro, intenta montarle o comienza a subir su nivel de excitación, mantendremos la calma, y sin gritar ni regañarles, para no estresarles, le pediremos que venga junto a nosotros. Es importante recordar que si esta primera experiencia es negativa para cualquiera de los dos perros se dificulta mucho que sean amigos en un futuro.
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