3. Dominantes con sus propietarios
Es esencial distinguir entre el comportamiento dominante y la agresividad, aunque no es extraño que rasgos intensos de dominancia puedan desembocar en conductas agresivas o amenazantes. La actitud del perro de querer «controlarlo» todo y de imponerse sobre congéneres e incluso sobre su propietario puede comenzar cuando es cachorro, sobre todo si mostramos ausencia de normas y le permitimos «salirse siempre con la suya», ya que los perros dominantes tienden a ser tercos.
Algunos de los signos más típicos de la pulsión dominante son estos:
- No permite que te acerques a su comedero mientras come e incluso gruñe o se muestra amenazante cuando lo intentas.
- No acepta soltar sus juguetes, salir de su colchoneta o realizar algún movimiento cuando se lo indicas.
- Te gruñe o te intimida cuando juegas con él, y si aumentas la intensidad del juego este comportamiento se agudiza.
- No consiente que ninguna persona u otro perro o se acerque a ti.
4. Agresivos
La agresividad canina es un problema de comportamiento grave. Es también una de las razones que provocan más frecuentemente que sus propietarios busquen ayuda tanto veterinaria como de educadores caninos.
Es necesario un diagnóstico preciso de las causas, aunque generalmente estos son algunos de los motivos más comunes:
- Agresión territorial: algunos perros atacan y muerden a un intruso, si perciben que su territorio está siendo invadido.
- Agresión por protección: cuando piensan que su familia o seres queridos están en peligro.
- Agresión posesiva: muchos perros muestran la tendencia a proteger sus pertenencias de los demás.
- Agresión «defensiva» por miedo: un perro miedoso o ansioso puede llegar a ser agresivo si se siente inseguro, acorralado o atrapado.
5. Miedosos: cómo superar sus temores
Los perros pueden mostrar miedo e incluso pánico ante multitud de estímulos: las tormentas y los fuegos artificiales suelen ser los más comunes, pero también pueden reaccionar con fobia ante bicicletas o vehículos, otros perros, viajes en coche, ruidos intensos e imprevisibles, electrodomésticos, personas extrañas, o simplemente al agua, hay numerosos detonantes «susceptibles» de provocarles temor.
Ayudarles a superar estos recelos requiere conocimientos y sobre todo dedicación, ya que a veces la solución es compleja. En general, la sobreprotección que a veces proporcionamos a nuestros perros no les ayuda a familiarizarse con ciertos estímulos e integrarlos en su vida cotidiana con indiferencia.
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